No ha sido un camino de rosas, más bien un auténtico drama para el mallorquinismo, pero se ha recuperado la unión entre afición y jugadores. Ojalá hubiera podido ser en circunstancias más cómodas y alegres, pero el devenir futbolístico nos ha llevado a reconciliarnos en una Segunda B que no pisábamos desde hace tantos años, que muchas generaciones ni la conocían.
Una de las lacras que ayudó a hundir al equipo fue la división entre afición y la plantilla, reflejada como máximo exponente en el último partido de la pasada temporada con disturbios incluidos. De ello no tienen ninguna culpa el aficionado, cuyo afán de crítica y separación fue provocada única y exclusivamente por la nula capacidad futbolística y de gestión existente en el Club, generando la caída libre en una de las etapas más oscuras de nuestros 101 años de historia.
Tocar suelo para resurgir. Poco a poco el mallorquinismo asume la nueva realidad y apoya incondicionalmente a un equipo con el que se empieza a sentir identificado. Más allá de la falta de gol o resultados ajustados, los jugadores se dejan el alma en cada partido y no se les puede reprochar falta de intensidad alguna. ¡Cuánto lo echábamos de menos! Todo ello, unido a una buena racha de resultados, desemboca en las imágenes vividas este fin de semana en Son Moix con celebraciones de goles entre jugadores y aficionados, con piñas entre los propios suplentes bermellones, desprendiendo un aroma a unión, fuerza, grupo.
Volver a sentir tales emociones tras varios años despierta cierta ilusión en el mallorquinismo, algo ilógico en la situación en la que estamos, pero que cobra sentido si pensamos en la necesidad de cariño del aficionado rojillo; a quien le urge reconciliarse con el fútbol de base, el de siempre. Ha llegado un punto en que la masa bermellona ha preferido dejar de lado a la directiva que nos ha hundido, por el momento y jamás olvidando, para animar unidos en el estadio, incluso cantando la Tribuna Cubierta, hasta progresar y volver donde debemos estar. Si la unión hace la fuerza, estamos haciendo puntos para estar arriba.
13 septiembre 2017 a las 22:41
Hemos tenido que bajar a Segunda B para volver a tener ilusión, nuestra afición ha demostrado estar allí a las buenas y a las malas, aunque pienso que nos hemos vuelto muy conformistas.
Espero que subamos este año y no se vaya destruyendo la masa social que sigue a nuestro Mallorqueta.